Lo conocí hace muchos años. Cuando tenía 14.
Hoy en día sigo llendo. Una amiga tan freak como yo me hizo saber de la tienda. Me encanta ir antes de entrar en el instituto. Suelo mirar cosas para mis próximas compras. Cada vez que entro me siento como en casa. Es un paraiso relacionado con uno mismo.
Ojalá nunca cierren. Siempre he tenido el miedo a ello. Porque de ser así ya no quería ningún comercio de calidad moral en Santander.